¿Debemos ir todos a Galápagos?

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La discusión y preocupación alrededor de la conservación de las islas Galápagos, como un patrimonio natural de la humanidad, es constante.  En esa línea, los investigadores Mathias Pécot y Carla Ricaurte-Quijano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas contribuyeron con un capítulo del libro titulado 'Overtourism: Excesses, Discontents and Measures in Travel and Tourism', el cual fue editado por el Centro Internacional de Biociencia Agrícola (CABI) por sus siglas en inglés.

El libro se ocupa de analizar, a través de 16 capítulos escritos por investigadores alrededor del mundo, las dimensiones del overtourism, un concepto que estudia el fenómeno social en el que un destino popular o un lugar de interés turístico es invadido por visitantes de manera insostenible, en el que el bienestar y calidad de vida de la comunidad local es comprometido. El capítulo titulado, ¿Todos a Galápagos? Overtourism in Wilderness Areas of the Global South, tiene como objetivo establecer una conexión entre los sistemas sociales y ecológicos de las Islas Galápagos y el overtourism.

Los autores analizan varios hechos sociales que, posiblemente, estimulan la saturación turística del destino Galápagos, el que entre el 2007 y 2010, fue situado por la UNESCO como patrimonio natural en peligro. En primer lugar, analizaron la literatura gris (investigaciones producidas por organizaciones e instituciones fuera de los canales ordinarios de publicación comercial). Estos incluyeron los reportes anuales del Parque Nacional Galápagos y los mensuales del Observatorio de Turismo de Galápagos, los que indican que existe una rápida diversificación de actividades turísticas en tierra, es decir, actividades como acampar, caminatas, surf, pesca artesanal, entre otras. Esto ha generado un aumento en la oferta de servicios de hospedaje formal e informal. Según el Observatorio de Turismo de Galápagos, alrededor de 6000 plazas (camas) se encontraban a disposición de los visitantes en el 2018. ()

Adicionalmente, investigaciones realizadas por Galápagos Conservancy, antes de la pandemia, destacaban que se esperaba que la proporción de turistas que llegan en cruceros disminuya del 50% del total de visitantes a las Galápagos en 2007, a solamente el 25% en 2021. Esto evidencia un aumento del turismo con base en tierra, y una disminución del turismo de cruceros.  De acuerdo con estudios previos, el turismo de cruceros en el contexto de las islas fue establecido como un acuerdo político entre conservacionistas y la industria turística desde los inicios del boom turístico, con la finalidad de promover actividades turísticas de educación y conservación, y disminuir el impacto de esta actividad.

En segundo lugar, se realizó un análisis cualitativo de contenido que incluyó la revisión del material visual y escrito que ha formado el discurso sobre las islas como un destino turístico. El discurso político, a lo largo de diferentes gobiernos, así como las campañas turísticas realizadas, en las que se muestra a las Galápagos como uno de los principales destinos del país, respaldan plenamente la idea de que en las islas ya no se hace turismo para la conservación como originalmente se había concebido, sino que se usa la conservación para promover el turismo de ocio.   Así, desde el sector público se ha promovido el viaje a bajo costo, en conjunto con el incremento sostenido de vuelos desde y hacia el archipiélago, así como estrategias de pago a través del sistema nacional de seguridad social. En el 2018 por ejemplo, el Ministerio de Turismo promovió la venta de paquetes a Galápagos por USD 150 la noche en la Gran Feria Turística del Ecuador.  

De manera similar, las estrategias de promoción que utilizan los tour operadores para vender productos turísticos en la zona, se apoyan en imágenes que emiten mensajes sobre familiaridad, celebración, realización de actividades acuáticas, personas tomando sol, en conjunto con aplicación de estrategias de precio con descuentos o cupos limitados que, de manera efectiva, mercantilizan el patrimonio natural y lo ponen al alcance de todos. En otras palabras, los autores evidencian cómo el destino actualmente compite con destinos de sol y playa internacionales, promocionándose económicamente accesible mediante la oferta de programas de bajo costo que enfatizan en el goce de la playa y el confort.

Las tres razones anteriormente presentadas, de acuerdo a los autores, son claras evidencias que apuntan hacia un fenómeno de overtourism, término cuya mediatización y politización debería servir como un fuerte recordatorio y sensibilización en tiempos de rápido cambio y crecimiento.  Finalmente, los autores, también advierten sobre cómo el término overtourism puede fomentar la exclusión social de los viajeros más pobres, al fomentar la discriminación de acuerdo a tipos de turista, así como el diseño de políticas públicas que favorezcan a viajeros con mayor poder adquisitivo. También puede considerarse una narrativa que fomente la asociación con intereses extranjeros para la conservación de la vida silvestre, por encima de la priorización de intereses locales.