
La administración de un país como el Ecuador enfrenta varios desafíos en diferentes ámbitos. Uno de ellos se encuentra en el sector turístico, aquel que por años, varios candidatos incluyen en sus planes de gobierno y lo mencionan en sus campañas sin mayores resultados, una vez llegan al poder. En consecuencia, aún existen retos por cumplir. Tres expertos de la carrera de Turismo de la Espol nos explican algunos de ellos.
Planificación y gobernanza turística continua: De acuerdo a Mathías Pécot, profesor e investigador del área de Turismo quien posee un Doctorado en Derecho Público y una maestría en Derecho Ambiental, la continuidad no solo significa mantener lo existente sino garantizar procesos de gobernanza que permitan priorizar sin excluir y, construir, sobre los avances previos adaptándose al contexto local. Para ello se requiere un análisis crítico y profundo de los impactos positivos y negativos de las políticas públicas implementadas en los territorios, donde los desafíos estructurales son múltiples: seguridad, inversión, regulación, sostenibilidad ambiental, promoción responsable, valoración del patrimonio, igualdad de género, entre otros. La continuidad exige una ruptura “con la cultura política clientelista, con la falta de ética en la administración pública y la transformación de esta última, garantizando decisiones basadas en el bien común con la educación y ciencia por delante y no en intereses momentáneos”, anota.
Sostenibilidad: Por su parte Lady Soto, docente con una maestría en Ciencias Sociales con mención en Estudios Socioambientales, comenta que el manejo de la diversidad ambiental, cultural y socioeconómica del país es un desafío. El Ecuador cuenta con un Sistema Nacional de Áreas Protegidas, algunas de ellas sobrecargadas de visitantes donde el manejo de residuos sólidos, el consumo excesivo de agua y energía hacen presión en estos frágiles espacios. Junto a esto se debe tener presente que el país es altamente vulnerable a los cambios climáticos y eventos extremos como los fenómenos del El Niño y La Niña, sequías e inundaciones, lo que impacta a los recursos naturales, eje central por el que un turista se moviliza en una temporada determinada. En áreas protegidas “la débil participación de las comunidades locales en la toma de decisiones supone un desafío, así como el conflicto constante entre operadores privados y quienes hacen turismo comunitario”.
Informalidad y puesta en valor del patrimonio gastronómico: Además de los apagones que fueron aniquiladores para los restaurantes, la informalidad en el sector de alimentos y bebidas es un desafío, pues compromete la competitividad y no permite elevar el nivel de lo que se oferta a quienes visitan el destino, según indica María Fernanda Salas, coordinadora de la carrera de Turismo y chef profesional. A la par de ello persiste la ausencia de una política pública articulada que reconozca el potencial de la gastronomía como componente estratégico del sistema turístico nacional. Se debe actuar en ambos frentes: atender con urgencia los factores que afectan la sostenibilidad operativa de los negocios y, simultáneamente, diseñar e implementar una planificación estructural que consolide una identidad culinaria territorial sostenible, formalizada y culturalmente representativa.